Peregrinos nacionales y extranjeros veneran al Cristo Negro de Esquipulas en Guatemala

Para Mi Gente Informa desde la Ciudad de Guatemala, Paola Godínez.

Este 15 de enero se celebra el día grande en Honor al Cristo Negro de Esquipulas considerado como el ícono de la fe guatemalteca.

Miles de peregrinos procedentes de Centroamérica, México y otros países de Latinoamérica asisten masivamente a Esquipulas, Chiquimula, en donde se encuentra la Basilica del Cristo Negro, el segundo templo más importante de América después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en la ciudad de México.

Historia

La masiva visita se da nuevamente tras dos años de restricciones por la pandemia del Covid 19, los fieles católicos viajan para tener un acercamiento espiritual, agradecer por los milagros o solicitar uno.
Las principales actividades iniciaron desde el sábado 14 de enero, sin embargo la Basílica recibe la visita de cientos de católicos en todo el año.

Han salido procesiones y se han presentado grupos con danzas folclóricas para compartir su fe con los peregrinos y la serenata al milagroso señor de Esquipulas.

Quirio Cataño esculpió la venerada imagen del Cristo Negro, al que se le atribuyen miles de milagros.

Las personas que no pudieron viajar a Chiquimula, asistieron a la Catedral Metropolitana en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala; La Divina Providencia en zona 8; Esquipulitas, ubicada en la colonia Mariscal, zona 11, y la Iglesia Nuestro Señor de Esquipulas en Santa Catarina Pinula, donde se venera el Cristo Negro.

En Santa Catarina Pinula también se venera al Cristo Negro, en la miss de este 15 de enero se contó con la presencia del Arzobispo metropolitano.

La masiva peregrinación de feligreses de Centroamérica, México y otros países a la Basílica del Cristo Negro de Esquipulas se declaró Patrimonio Cultural Intangible de la Nación en diciembre de 2015, mediante el Acuerdo Ministerial 1199-2015.

Historiadores ubican el nacimiento de la solemne festividad alrededor de 1595, cuando el escultor de origen portugués Quirio Cataño llevó a la entonces villa la imagen tallada por sus manos.

Miles de peregrinos asisten a la Basílica de Esquipulas, la 2a. más visitada de América.

Posteriormente, se traslada a la iglesia en enero de 1759 y con el transcurso de los siglos, ese madero del Cristo crucificado se convirtió en el ícono de la fe católica en esta nación centroamericana.

De la talla, sobresale el trabajo del rostro y su color negro, que encierra un sinfín de mitos y leyendas.